En estas fiestas patrias peruanas una pregunta recurrente podría ser ¿Como enseñar a querer a nuestra patria? La respuesta común seguro seria la que dan los policías o militares, aquellos que en teoría o por sus demostraciones "cívicas", supuestamente la quieren mas.
Y su respuesta claro seria: enseñarles a respetar y querer los símbolos patrios; la respuesta de siempre, la que se da por sentado y descontado; que resume su accionar y que les ha dado justa fama de los mas amantes de la patria, por ser lo que mas "demuestran" ese amor. Sin embargo, para nadie es secreto ese viejo refrán de "Un saludo a la bandera", cuando se habla de alguien que en publico tiene unas acciones pero en su ámbito amical, familiar y privado actúa de forma diametralmente opuesta e incluso se jacta de engañar a los demás con sus demostraciones publicas. Ese refrán, desgraciadamente, es mas común en los miembros de las fuerzas armadas y policiales, y para refrendarlo basta con revisar las noticias, donde cada día hay pruebas mas que suficientes de que esos "saludos a la bandera" son solo para engañar, pero sus acciones demuestran que lo único que quieren es a si mismos y que la patria no les interesa lo mas mínimo. Entonces ¿Como enseñar a querer a nuestra patria? Primero, no se puede enseñar lo que no conocemos, así que si no queremos a nuestra patria, no podremos enseñarlo. Y claro, no podemos amar lo que no conocemos. Por eso,desde aquí hago un llamado a conocer a nuestra patria, pero de verdad, viajar para conocerla, para conocer a su gente, su cultura, sus sueños, su realidad, su día a día; no para quedarnos en nuestra "burbuja", sino para romperla y conocer de verdad y empezar a amar a nuestra patria. Me despido pero los dejo con un vídeo sobre la belleza de nuestro Perú.
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Los padres se preocupan -nos preocupamos mucho- por nuestros hijos y siempre queremos lo mejor para ellos; y lo damos de acuerdo a nuestras posibilidades, pero también intervienen en las decisiones que tomamos respecto a ellos -y de forma fundamental- nuestra educación, nuestra visión y nuestros miedos.
Por ello hay padres que -de acuerdo a la tendencia actual- piensan que con la educación mas cara su hijo se convertirá en el mejor alumno y los envían al colegio mas caro, otros piensan que lo lograran si están todo el día estudiando y -quieran o no los menores- los obligan a ello, otros que todo depende de cierta materia -generalmente matemáticas- y los atosigan con la misma, otros que depende de la nota y mientras esta sea la mas alta todo va perfecto; pero ahora cada vez mas piensan que es una combinación de todo ello. Sin embargo toda la historia humana y toda la experiencia docente afirman de forma incontrovertible que el mejor alumno siempre es el que se esfuerza mas, el que se esfuerza por su propia voluntad, por su propia decisión, por su ansia de aprender, de conocer, de trascender. Y este alumno puede estar en colegio publico, estudiando -formalmente- solo en las aulas, sin interesarse por las matemáticas -y tal vez por ninguna materia formal-, con notas bajas e incluso con problemas familiares; pero quiere surgir, quiere triunfar. Ese es el mejor alumno, el que logra éxito en la vida, en que se destaca allí donde se requiere: en el ejercicio profesional. No en las aulas de educación básica, no en el sistema pre. Ese alumno, ese futuro triunfador es de cualquier lugar, sexo, religión, etnia y/o condición socio-económica. Eso no importa, lo que importa es esa decisión firme de lograr algo, tener un objetivo y esforzarse con todo para conseguirlo, y no porque te dicen, te envían, te obligan; sino por ti mismo. Esa actitud es lo mas importante que podemos -y debemos- dar a nuestros hijos; con ella, toda dificultad se puede superar; sin ella, sin importar el dinero, la influencia o cualquier otro factor, no se lograra nada.
De pequeño me gustaba dibujar -como leer, tomar leche, jugar solo y ver películas-; ahora soy intolerante a la lactosa, leo y veo películas siempre, juego con mis sobrinos y alumnos, y estoy dibujando de nuevo. Nunca fui bueno para las artes pero dibujaba, a pesar de que siempre me decían que no lo hacia bien, a pesar de que me compraban las laminas para que mi cuaderno quedara mas bonito, a pesar de todo dibujaba.
Pero un día, a los 11 años, mis padres hablaron conmigo: "Tu seras médico, así que no dibujes". Y de pequeño yo quería ser médico para curar a la abuelita siempre enferma, pero también para que por primera vez mis padres me prestaran atención, ya a esa edad sabia perfectamente que era la única forma en que ellos me reconocerían. Así que deje de dibujar, empecé a pegar laminas, mis notas mejoraron, mis padres y profesores estuvieron mas contentos y yo sentí que lo lograría: seria médico, mis padres me querrían. Pero nada fue así, mi abuelita murió, no soy médico, las notas no sirven de nada en la vida real, mis padres tuvieron mas razones para ignorarme y además olvide dibujar -de hecho olvide casi toda actividad manual para dedicarme a memorizar- y además extrañe tanto esa explosión creativa que fue una de las causas de un muy mal carácter y luego una gastritis. Y ahora les pido a todos -apoyándome en todo experto educativo reconocido- que no les quiten a sus hijos el dibujo, esa actividad recreativa, pero a la vez creativa, enriquecedora, altamente beneficiosa para el cerebro y fundamental para desarrollar habilidades indispensables para el trabajador de éxito. Y recuerden que lo digo apoyado por todo experto educativo reconocido. Señores, señoras, padres, madres, profesores, profesoras, todos; por favor apoyen, inciten, propicien,... el dibujo en niños y jóvenes; no permitan otra generación como yo -y tal vez también como tu- y no solo por ellos, sino por ustedes; sin esa habilidad básica es casi seguro que en el mundo del mañana -ese donde ellos tendran que desenvolverse- no encontraran un lugar y ustedes serán los que pagaran las consecuencias.
Si, ya se lo que muchos dirán; que los niños y jóvenes deben estar lejos de las redes sociales por ser peligrosas, que se vuelven adictos, que hay muchos criminales camuflados, que no son responsables con lo que publican, que los amigos que adquieren no son buenos, que... Pero el problema no son las redes, no son los jóvenes; el problema somos los que no les enseñamos, el problema somos los que no confiamos en ellos, el problema somos los que no les damos cariño, el problema somos los que los dejamos solos; el problema somos nosotros.
Las redes sociales -como todo lo que usamos- nos refleja; nuestros miedos, nuestros falencias; en resumen nuestros "fantasmas". Y claro que hay cosas malas, pero los niños y jóvenes aprenden de nosotros, de nuestro ejemplo, replican lo que hacemos -no lo que decimos- y si nos ven irresponsables en el uso de las redes, ellos tambien lo seran sin importar todas advertencias y amenazas; las usaran como nosotros y tanto como nosotros sin importar que se lo prohibamos y las bloqueemos; son la generación de la tecnología y burlaran cualquier traba que les pongamos; y harán exactamente lo mismo que hagamos. ¿Y para que sirven las redes? El facebook por su penetración es ideal para coordinar con los alumnos: clases, trabajos y todo material educativo imaginable. El twitter es muy bueno para enseñarles a expresarse de forma resumida y como inmenso repositorio de enlaces muy interesantes; y ahora con la omnipresencia del móvil incluso el whatsapp es necesario para coordinar actividades inmediatas, y claro en todos los casos también esta el componente social y lúdico. Las redes no son el problema, el problema somos nosotros; aprendamos a usarlas, de esa forma nuestros niños y jóvenes aprenderán también, y luego integrémoslas en el quehacer educativo -formal, informal y no formal-, convertirlas en nuestras aliadas y serán una gran ayuda para mejorar el proceso de aprendizaje. |
AutorDocente y Discente. Archivos
Agosto 2017
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